China: Corinne y Josetxu (Marzo-Julio 2009)

Sí, está superpoblada, y lleva un ritmo de ultradesarrollo que da miedo: tráfico, contaminación, fábricas... da miedo, mucho miedo. Un par de días con lluvia y barro y construcción en la carretera nos dejaron temblando, pero hemos disfrutado también de carreteras tranquilas en zonas rurales. Eso si, no hay 'naturaleza', al menos de esa remota y salvaje. Son 1400 millones, y llevan viviendo aquí unas buenas docenas de dinastías. 

Es difícil decidir la ruta en el mapa: a veces las carreteras secundarias tienen 6 carriles, y a veces las generales pasan de 6 carriles a un trocha de burros. Menos mal que llevamos el librito este de frases en mandarín, que si no... Ah! Y es verdad, la comida es de lujo, y la cerveza una KK.

Beijing - Xi'an

El aterrizaje en Beijing de lujo: Chace, Naomi y los Vanderwolks nos buscaron un apartamento muy céntrico donde quedarnos. Conocimos a Pedro, Zhou-Zi Zheng, y volvimos a ver a Javier, después de más de 23 años! Muchas gracias a todos por la ayuda. Tras una semana de preparativos y turisteo, recogimos la visa tajika y rumbo a Istanbul. 

Salir de Beijing nos costó un poco, tras más de un año sin practicar el ciclismo pesado. Desde 55 msnm hasta cruzar las montañas a más de 1200 m, en dos largos dias de soletazo. Las piernas, el culo... todo duele. Pero poco a poco vamos aclimatándonos y tras 4 días paramos a descansar, a ver el famoso templo colgante de Xuankong Sì, y a seguir ruta.

Pasamos las provincias de Hebei, Sanxi y ya estamos en Shaanxi. Los chinos no saben conducir, o lo hacen de una forma tan caótica que nos saca de quicio a cada rato. Pero nos ayudan siempre con agua, las direcciones y nos dejan acampar en cualquier rinconcito. Se quedan un poco a flipar con el circo: las bicis, la tienda, la cocina... pero en cuanto nos ponemos a comer nos dejan tranquilos.

Bueno, ya hicimos los primeros 1300 km chinos y estamos en el mero inicio de la legendaria ruta de la seda. Xi'an es una antigua capital imperial, amurallada y llena de historia, pues desde aquí salían las caravanas con la seda rumbo al oeste. Como nosotros. 

Xi'an - Urumqi

 Esta vez, Corinne escribe:

Salimos de Xi'an rumbo al oeste, intentando encontrar nuestro huequito entre vientos de cola, de cara, de lado, las mesetas tibetanas ocupadas por los yaks, y las yurtas, y los desiertos de dunas, y los camellos . Urumqi, donde ahora estamos, esta a unos 4000 kilometros de pedales de Beijing, que ahora parece tan lejos. Nuestras paradas importantes siguientes fueron en Lanzhou, Guangcha, Dunhuang, Hami, Turpan, y ahora Urumqi. Todo es tan diferente respecto al superpoblado este del país, ahora rodamos en los espacios abiertos de la parte occidental de China. 

Saliendo de Xi'an continuamos en una variedad de condiciones de camino hasta que el infierno explotó en el camino bajo la forma de kilotromos de camiones, carreteras rotas y rodeados de industrias que queman carbón a mansalva. Este panorama, regado con un par de días de lluvia, nos persuadió para tomar un tren y evitar los atascos de los camiones a lo largo de una preciosa barranca de un río, ya bastante arruinadita con docenas de minas, la carretera, la autopista en construcción y dos líneas de tren: ¡un infierno para el cicloturista! En tren hicimos 60 km, y continuamos a través de vegas donde numerosas aldeas te llevan al pasado, con abuelos chinos con sus lentes enormes, redondos, que fumaban en sus largas pipas, con sus gorritas estilo Mao Zedong.

Después de un corto descanso en la grande y moderna ciudad de Lanzhou, cruzamos rutas con un estudiante chino que rueda desde Beijing a Lhasa, y compartimos un día con él. ¡Él tenía solamente 6 piñones, sin alforjas, todo colgando del portaequipajes y una cestilla en su manillar, mucho peso, pero burlandoselo para mantener nuestro ritmo, no parar de sonreír, e incluso pagarnos un almuerzo!!! ¡Gracias Guang!!!! Nos separamos al dia siguiente y enfilamos ruta al altiplano de la provincia de Qinghai. 

Rodamos hacia el oeste en la parte noroeste más interesante de la meseta tibetana, llena de los yaks, yurtas, gentes vistiendo ropa tibetana tradicional, y todo esto a más de 3300 m. Hacemos nuestro primer paso alto a más de 3800 m. ¡¡¡Buen entrenamiento para el Pamir!!! El paisaje era una interesante mezcla de tundra de Alaska, altiplano boliviano y los espacios abiertos de la Patagonia. 

En la pequeña ciudad de Tianjin, un error hace peligrar nuestra ruta: paramos para preguntar a la policía acerca de las condiciones de la carretera: ¡¡¡estúpida idea!!!! Esto causó una crisis diplomática temporal con las noticias de que el área que queríamos pedalear estaba "cerrada a extranjeros". Después de un par de horas de investigación de nuestros pasaportes, siendo interrogados por otra persona en ingles con un móvil, y finalmente el simpático profesor de inglés del pueblo, negociamos un plan para resolver el problema: La policía pagaba nuestro hotel (¡im-presionante!), nos permitían pedalear unos 80 km mas, pero luego teníamos que coger el tren hacia el oeste y evitar un tramo de unos 200 kilómetros. Antes de pillar el tren, la policía nos volvió a interrogar y se aseguraron de que nos subíamos al vagón. 

Volvemos a pedalear en una zona desértica y fría, desde el pueblito de Xitieshan, otra ciudad minera perdida en la inmensidad. Cambiamos en un par de días de la alta meseta tibetana al desierto del Gobi, ¡dunas y camellos! Los días de desierto siguieron, hasta que alcanzamos Dunhuang, una pequeña ciudad en un oasis rodeado por las huertas y las arenas. Tomamos un buen descanso en el encantador albergue de Charly Johng's, al pie de las dunas. Alli podriamos haber estado un buen rato de no tener una ‘misión'. Visitamos las cuevas de Mogao, famosas por sus pinturas antiguas y las estatuas budistas que fechan de 600 A.D. Dunhuang es una parada obligada para muchos turistas que se adentran en los desiertos occidentales. ¡Desierto, desierto y más desierto!!!! El paisaje abre espacios enormes, las distancias entre ciudades se alargan. Por si acaso, llevamos comida para 4 días y cogemos agua siempre que podemos, normalmente de los campamentos de trabajadores que construyen las carreteras, o de las paradas de camiones. 

Nuestros mapas no son siempre exactos pero con la combinación de nuestro mapa con nombres ingleses y los mapas chinos tenemos una idea bastante exacta sobre qué esperar a lo largo de la ruta. Pero los mapas no predicen las horas y horas de vientos de cara. Es entonces cuando recurrimos a la tecnología moderna: ¡El iPod! No sólo ayuda en esas largas subidas, también en los aburridos llanos del desierto! No obstante, de vez en cuando disfrutamos de viento de cola, o de la vista de las esquivas gacelas mongolas, o de los tranquilos camellos, o de las montañas del Tianshan, coronadas de nieve y enormes en la distancia. ¡Ferpecto! 

Nuestro contacto con la gente se reduce a los numerosos grupos que trabajaban en la nueva autopista (carretera #312). Todos paran para disfrutar de la vista de Josetxu pedaleando en su flamante bicicleta reclinada. La cara que ponen es de ver a ¡Supercleto! Josetxu y yo comentamos cómo aunque pedalear pudiera ser realmente una tortura en ciertas ocasiones, somos muy afortunados de no ser uno de los millares de chinos que curran con picos y palas en las carreteras del desierto del Gobi. 

Llegando a la depresión de Turpan el calor del desierto se intensifica a medida que perdemos elevación. Turpan es el horno de China, y el punto más bajo de nuestro viaje. La influencia musulmana está por todas partes en Turpan, y se comienza a sentir el cambio étnico en esta parte de China. Caras, ropa, transición de la cultura del Lejano Oriente al Asia Central y el Oriente Medio. 

Ahora en Urumqi, la gran ciudad, aguardamos nuestra visa para Kyrgyzstan. Estamos emocionados pues nuestra amiga Zhou Zi de Beijing ha arreglado un par de días para volar aquí y encontrarnos. Nos trajo regalitos, dulces, su sonrisa. Una noche fuimos de cena con sus amigos y comimos de todo y bebimos de todo y mezclamos de todo. Al día siguiente tremenda cruda, Zhou-Zi se regreso y entre las penas del alma y la resaca nos quedamos un día más.

Urumqi - Kirguistan

La estrella de los bicicletos volvió a brillar. Nos escapamos por un dia de las matanzas entre la minoría uigur y la mayoría han. Tristemente, alrededor de 200 personas perdieron la vida en una ola de violencia racial, que pone en evidencia las difíciles relaciones entre los distintos pueblos de China. 

El sábado nos fuimos y en la ruta nos cruzamos con docenas de ciclistas locales que salían a pasar sus fines de semana. Tras dos días y 135 km de subida coronábamos contentos nuestro primer paso a más de 4000 m, para luego zambullirnos en el desierto de Taklimakan. En la primera ciudad paramos a extender nuestras visas y allí nos enteramos de las trágicas noticias de las revueltas en Urumqi. 

Recorremos el borde norte del desierto, cerrado por la cordillera del Tian Shan, que nos muestra las primeras cumbres de más de 7000 m. Todo lo hermoso del paisaje se enfrenta a la realidad: Numerosos controles de policía, mayor presencia del ejército, las poblaciones cerradas con barricadas, internet y las llamadas internacionales prohibidas. Una noche la policía nos obliga a levantar la tienda ‘por nuestra seguridad', otro día a cambiar de hotel, otro nos escoltan un par de horas por la carretera. Ya en Kashgar las tropas militares controlan la ciudad. 

En el albergue nos encontramos con Linda y Urs. Gracias a la memoria de él, nos damos  cuenta de que nos encontramos en 2002 en la India, cuando él compartía ruta con dos alemanes más y un francés, en su viaje desde Suiza a Japón. Tras vivir 3 años en China y casarse con Linda, viajan en bici de vuelta a Suiza. Ea! Y allí también coincidimos con Charlie, de Durango (Euskadi), y Ana, de Argentina. Por cierto que vivían en El Chaltén (Argentina) cuando nosotros pasamos por ahí en Febrero 2004. Probablemente nos bebimos alguna birra juntos en El Puesto. Y con Jaro de Japón y con… muchos Ciclistas más: Ya se va notando la proximidad del Asia Central, el Pamir, los tanes.

Salimos de Kashgar con el amanecer dándole de lleno al Muztagh Ata, el paisaje empieza a ganar altura. Tras la frontera el tremendo paso de Irkeshtam, con 16 km de pista imposible que nos obliga a empujar las burras más de una vez. Prados verdes, muchos caballos y kumis, la leche de yegua fermentada que nos da más de una flojera estomacal. ¡Entramos en Kirguistan!