Uganda
La frontera más tranquila del mundo es la de Suam, entre Kenia y Uganda. Un precioso arroyo divide los dos países. El puesto fronterizo es una casita de piedra en una pradera tupida. Los policías tanto de la parte keniata como de la ugandesa son amabilísimos. Ya dentro de Uganda realizamos el cambio de moneda más relajado y tranquilo de todo el viaje.
La ruta de Elgon es de tierra, o más bien de arcilla, que nos va atascando día tras día hasta detenernos del todo en Kaptchakwa, unos días más tarde.
Nada más cruzar la frontera paramos a comer a pocos kms de Suam, en Bukua, donde degustamos el matoke, la tradicional pasta de plátano ugandesa, que nos deleitaría en más de una ocasión. Después de comer por una pista que se hacia cada vez más empinada, pudimos ver una gran tormenta acercarse. Nos hemos metido de lleno en la “pequeña estación de lluvias” en la que solo llueve torrencialmente todos los días. No podemos imaginarnos como será la gran estación de lluvias.
Los rangers que nos cobijaron en Kaptchakwa nos acercaron hasta una zona algo menos imposible de rodar. Fueron 25 kms de pista estrecha, embarrada y empinada con el 4x4 lleno de gente y a toda velocidad. Rifles Kalashnikov saltaban en el suelo de la parte de atrás donde íbamos todos, como unas doce personas apelotonadas. Fueron momentos de terror. El peligro acechaba con sacarnos de la carretera en una de las resbaladizas curvas o con que se dispararan los rifles que andaban por el suelo. Volvimos a las bicis y al barro con un gran alivio: el de estar vivos.
A partir de ahora la pista estaba en obras y había charcos inmensos de barro que amenazaban con bloquearnos de nuevo. Pero una vez más alcanzamos carretera asfaltada unos kms antes de Sipi. Al día siguiente ese tramo que habíamos dejado atrás era impracticable excepto para 4x4.
Acampamos en frente de las famosas Sipi Falls, una sucesión de tres grandes saltos de agua, el ultimo de los cuales cae por encima de una gran cueva. La parada era obligada. Teníamos que deshacernos del barro acumulado y poner a punto las bicicletas. De todas maneras no podíamos salir por que la lluvia torrencial duro dos días.
Una vez seco todo el equipo y después de algunos paseos por los encantadores alrededores, abandonamos el Monte Elgon. Trepidante bajada desde Sipi hasta Mbale.
Al día siguiente llegamos a Jinja y allí nos reencontramos con George, con el que habíamos compartido Malawi. Nos cobijo de las lluvias en el Nyle River Explorers, un backpackers y camping del que es socio. El camping esta situado muy cerca de las fuentes del Nilo, en una de sus primeras curvas bravas.
La inestimable hospitalidad de George y aquel lugar nos hicieron disfrutar el tiempo que nos quedaba en Africa. Esta todavía seguía sorprendiéndonos con su belleza, su verdor y su abundancia.
En las bravas aguas del Nilo practicamos rafting, nuestro bautismo. Bastante espectacular y adrenalínico. En estos días nos empapamos de ambiente kayakero, de las “aguas blancas”, con Leo, Tony, Fox y Bryan en el bar del camping con vistas al Nilo.
Desde este paraíso en el corazón de Africa partió Holga hacia Nairobi para desde allí volar a casa.
La lluvia y el poco tiempo que nos quedaba para la cita con Josetxu en Nairobi nos impidieron conocer más a fondo este bello y prospero país. Verde como pocos, se dan tres cosechas al año, y donde da gusto ver agua por todos los lados, algo que es cada vez más raro en Africa. La gente se enorgullece de su honestidad con buenas razones para hacerlo. Se nos dio el caso de no poder subir a un autobús semivacío porque no habíamos hecho reserva. Cualquiera que haya viajado por Africa sabrá el significado de eso.
Es muy grato contemplar el buen hacer de los ugandeses que están levantando un país castigado hasta hace muy poco tiempo por la guerra.
Datos básicos del país
Con este apartado pretendemos, en cada artículo, dar una información más técnica sobre el material que utilizamos, así como comentarios y trucos para hacer el viaje en bici más fácil.
Protegiendo la dirección
La unión del cuadro con el eje del manillar es un poco vulnerable en la junta inferior, justo encima de la horquilla y que recibe todo el agua y la arenilla de la carretera. Suelen ser estancas, y las puedes recubrir con grasa para protegerla. Otro truco es un trozo de goma de la cámara, cortado trasversalmente, que se ajusta de forma estanca sobre la junta. Se puede meter desde el manillar, una vez desmontado.