GUINEA BISSAU : EL PAIS DE LOS KAJÚS
O Anacardolandia. Así podríamos llamar a este país. El kajú, fruto del que se obtiene el anacardo, está por todas partes. Hace dos meses que se calmó la contienda civil. Se ven rastros de la guerra pero no parece haber muchos problemas. La gente, más encantadora si cabe. Nosotros nos recorrimos el norte, camino a la otra Guinea, pero nos dijeron que la costa y las islas también merecen la pena.
Por el norte
En la frontera, la mujer policía nos dice que, yendo en bici, cargados como vamos, a la vuelta no vamos a tener fuerzas para ñiqui-ñiqui. Para no sufrir semejante catástrofe nos comemos dos chorizos cada uno en el primer pueblo. Un lujo que no conocíamos desde hacía más de seis meses. Tomamos la carretera que lleva a Bissau. El paisaje, cerrado, lo dominan las plantaciones de kajú. Es la temporada de recogida, y mujeres y niños se aplican al trabajo. Pocos hombres. Aquí es así, como en muchas partes del mundo, lamentablemente. Probamos el zumo congelado del fruto, delicioso. En la aldea de Ingore, encontramos a los misioneros Paco y Joaquim, el segundo portugués y el primero español, con diez años de experiencia en los suburbios de Madrid. Nos regalan una agradable sobremesa, lentejas, café y spaguetti y seguimos.
Los ríos hay que atravesarlos en barca. En la primera de ellas llegamos antes unos pocos y "nos suben", arrancan y empieza el lío. "¡Que no, que no, que faltan dos!" La barca para, broncas por todos los lados, vuelta a atrás y partida definitiva. Las próximas barcas no serán así. En tres días llegamos a la capital.
Bissau
Los alrededores de la ciudad muestran los paisajes después de la batalla: edificios destruídos, tanques oxidándose, coches ametrallados. Pero todo ha vuelto a la normalidad. ¿Todo? Los precios son carísimos y los apagones continuos. Cerca del puerto encontramos la bonita Pensión Central. La regenta Berta, natural de Cabo Verde y con más de diecisiete años en Bissau. Todo un personaje. El mayor lujo son los bazookas, jarras de medio litro de cerveza a presión y "frías". En el puerto, una casa de comidas sirve feijoada. Aquí todo es un poco más latino. Incluso no es difícil cruzarse con alguien que hable español y haya estudiado en Cuba. Compramos lo necesario y tomamos rumbo a Guinea.
Camino a Guinea-Conakry
La carretera, aburridamente recta, atraviesa el "bosque tropical". Más y más kajús. En las aldeas las gentes cambian la paja de los tejados. La temporada de lluvias se acerca y nosotros le damos duro al pedal. El día que el Sporting de Lisboa gana la liga de fútbol en Portugal, hay fiesta en los pueblos. Son los coletazos de la colonia.
El paisaje va ondulándose y aparecen las primeras tímidas colinas. La carretera pierde el asfalto y se convierte en una pista por la tendremos que rodar muchos días más. Llegamos a la frontera y nos registran todo el equipaje a conciencia. Para ello los polis se ponen las gafas de sol aunque está atardeciendo. Al final, sin las gafas, nos pasan un papel en el que solicitan colaboración (económica, por supuesto) para una futura huelga. Odiosamente amables les decimos que no y pasamos la barrera. Al otro lado ya no hay kajús.
Datos básicos del país
Con este apartado pretendemos, en cada artículo, dar una información más técnica sobre el material que utilizamos, así como comentarios y trucos para hacer el viaje en bici más fácil.
Las mosquiteras
A partir del río Senegal hacia el sur, según las autoridades sanitarias, entramos en territorio con alto riesgo de paludismo. El número de mosquitos se dispara y pasar las noches es casi imposible sin mosquitera. En cualquier ciudad se encuentran pero, para nuestro viaje, aquí va una buena idea.
Nosotros llevamos las típicas tiendas de iglú, de doble estructura: tienda y doble-techo. Para dormir en el campo, buscamos mosquiteras que cubrieran completamente las tiendas. Sin el doble-techo, con la mosquitera encima, y las puertas de la tienda abiertas de par en par, se pasan las noches sin visitas indeseadas.