BALKANIA
Al poner pie al otro lado, tengo que reconocer que se me movió algo por dentro: ¡Europa! Ya siento que estoy casi en casa, en la recta final, a la vuelta de la esquina. Pero bueno, aún quedan km y un invierno de por medio. Y una visita a los Balcanes para las gomas de mi bici.
Que podemos decir de Elláda, antigua Hellás, tan emblemática para Europa: cuna de una civilización que nos llega por nuestros poros y lenguaje y forma de pensar: la cuna del pensamiento occidental, la democracia ¡y las Olimpiadas! Aunque tal y como me comentaron una noche, en los últimos dos siglos no han salido de una guerra y ya estaban en otra. Muy europeo también.
Mi plan es atravesar el mar Mediterráneo y evitar el continente (http://www.ferrylines.com). Siempre será un poco menos frío. Varias líneas de ferris del mar Egeo no funcionan en invierno y no tengo conexión fácil con Creta, así que trazo la ruta por el norte, buscando la isla de Corfú.
Tracia
Luce el sol en la frontera con Grecia. Al otro lado ya todo es en euros, más caro, más complicado acampar. Pero el paisaje, típicamente mediterráneo, no despista: los griegos aún conservan mucho saber, y saben tratar bien al ciclista. Por ahora empiezo sigo viendo mezquitas en los pueblos. Más que iglesias. Poco a poco irá cambiando el paisaje religioso.
Llegó a Alejandrópolis, bonita, de cara al mar, pero llena de coches. Sigo y acampo en un olivar. Volvemos al aceite de oliva bueno y rico. Después de Komotini llego al delta del Nestos, unos pocos flamencos deambulan por las aguas someras. Casi blancos, el color del invierno. Se empiezan a ver columnas y ruinas arqueológicas con relativa frecuencia al lado mismo de la carretera.
Después de Kavala engancho un tramo bonito de costa. Uno de esos días decido probar suerte por un sendero que desaparece tras la costa. Una terraza sobre el acantilado me sorprende y me invita a pasar la noche frente al mar. Amanecer im-presionante. Las cosas de viajar en bici.
Tesalónica
En Thessaloniki tengo una cita con Vasilios y Danae. Él es el primer griego que dio la vuelta al mundo en bici, y con Danae rodaron desde Olympia hasta Beijing para los juegos olímpicos de 2008. Mola encontrarse con otros cicloruteros, intercambias impresiones, anécdotas, información. Compartes ese algo con alguien que te entiende, que reconoce tu frecuencia. Muy buenos ratos.
El vecino de Vasilios me invita a desayunar (hora: para el hamaiketako) y en su casa me halaga con vinos, queso, pan, aceite… La conversación acaba con un relato de las guerras en las que han estado enzarzados los Balcanes en los últimos 200 años… Deprimente.
Thesaloniki es muy grande, con mucho puerto, muchas murallas. Por la noche, la vista desde el castillo de Heptapirgión. Cenas chistosas con distintos acentos en inglés, entendiendo muchas palabras que dicen. Danae me escribe una muy útil carta en griego para pedir permiso para acampar. Una buena treta aprendida en Japón.
Macedonia
Cuando las lluvias aclaran volvemos a la carga y subimos a por los Balcanes. La temperatura baja y mientras estas pedaleando la cosa esta bien, pero cuando te paras, brrr. En Grevena pase una noche en la oficina de Stella, efjaristo! Ella es abogada y le encanta ayudar a los viajeros. Se me hace raro dormir entre volúmenes de leyes y tractatus.
Día soleado y salgo por la autopista. Raro, pero todas las indicaciones me envían por aquí. Unos km más adelante la policía me explica el embrollo y la solución: salir de la autopista. En el mapa me indican la ruta, menos mal. Ruedo por las laderas del Pindos, con sus cumbres nevadas.
Y con la nieve en los talones, llego a Ioannina, una bonita ciudad a orillas de un más bonito lago. Allí me quedo con Menelaos, un MTBiker que me da una gran acogida. Un par de días de lluvia al refugio de su casa, con su perro, y un buen par de paseos por la noche griega, aderezados con música tradicional y regados con cervezas.
La isla de Corfú
Vuelve el sol y vuelvo a arrancar. En un día llego a Igoumenitsa, ya en la costa del mar Jónico, y tomo el ferry hasta el puerto de Lefkimmi, ya en la isla de Corfú. Empiezo por el sur. En la ruta visito el sorprendente Lago Korosia, a orillas del mar, que bonitas dunas. Llego a Kerkira, la capital, donde me recibe Sergio, un chavalote de Logroño que habla el griego como el mero Ulises.
Kerkira es una ciudad veneciana muy bonita, y Corfú es donde llueve más de toda Grecia, y está muy verde y llena de olivos y cedros. Y es verdad que llueve mucho. Sergio me enseña la okupa del barrio. Respiro aliviado en atmósferas cercanas. Claro que el idioma… Sergio se desenvuelve integrado, con facilidad. Si esta es la aldea global me apunto.
Salgo un par de días a explorar el norte de la isla, ...y sus lluvias. Subo y bajo acantilados, entre chaparrón y chaparrón. Muy bonito, con mar enarbolado, el verde ubicuo me recuerda al terruño. Me asomo al mar y veo Italia desde el castillo de Angelokastro. Regreso a Kerkira. Cenita de despedida con Sergio. Muchas gracias y que viva el Rioja. Pillo el ferry a Brindisi, ya en Italia. Ya queda menos.
Datos básicos del país
Con este apartado pretendemos, en cada artículo, dar una información más técnica sobre el material que utilizamos, así como comentarios y trucos para hacer el viaje en bici más fácil.
Los perros
Los encuentros con nuestros amigos más fieles están asegurados. Yo recomiendo tener la suficiente calma para sopesar la huida (solo en caso de éxito garantizado) y detenerse. En este último caso los perros suelen hacer lo mismo con sus amenazas, en general manteniendo una actitud agresiva. Lo recomendable es darles siempre la cara y alejarse discretamente. También hay sprays. Y no está de más estar vacunado de la rabia.