CAUCASIA
Entramos en Occidente, pero aún no salimos de Oriente. Europa se acerca. Azerbaiyán es otra ex república soviética, ésta con más fortuna desde su independencia respecto a las vecinas. Es también de mayoría musulmana y lengua túrquica, pero históricamente es la más secular y tolerante. Su talón de Aquiles es la ocupación armenia de la región de Nagorno-Karabaj, que nosotros evitamos y preferimos rodar el piedemonte del Cáucaso.
Una ruta más o menos directa al oeste que deja atrás casi medio año por la ruta de la seda. Vemos los últimos caravasares y mercados donde se trajinó con el famoso tejido durante siglos. Eran otros tiempos. Oriente puro y duro. Ahora hay puestos de fruta por las carreteras, con poco coche y algo más de camiones. Una lástima no haber rodado más por las montañas de Caucasia, pero el catálogo de guerrillas y conflictos armados de la región recomiendan una ruta más prudente.
Bakú
Volando voy, volando vengo... Y así llegamos a la capital, Bakú, con el otoño a todo lo que da: frio y lluvioso. Claro que allí estaba esperándonos el astro de Bavaria, Michael. Otro gran reencuentro. Bakú: bonito, y caro. A medida que viajamos hacia Occidente la vida se torna más cara.
Nos alojamos en un discreto hotel. Podemos cocinar y apañar las bicis. Los paseos por la ciudad son discretos, como la ciudad misma: sin grandes atractivos y con un gran puerto. La ciudad vieja merece explorarla. Pero el cambio de estilo de vida tan radical respecto al Asia central nos tiene un poco descolocados.
El Cáucaso
Dejó de llover y pusimos las bicis a rodar. Salimos hacia el norte, a tomar la M4. Autovía con arcén a tramos y mucho tráfico. Tras una zona desértica, vamos entrando en sotobosque y bosque típicamente mediterráneos: nogales, encinas, castaños. La primera noche la pasamos en casa de Mahabad y familia. Ya curtidos en estas lides, nos escurrimos a dormir en el segundo lingotazo de vodka, y le dejamos a Mahabad dando cuenta del resto de la botella.
Seguimos cruzándonos con bastantes ciclistas en sus respectivas rutas hacia Oriente. Las cumbres nevadas son parte del desayuno de todos los días. En Seki visitamos el palacio de los Kanes. Hermoso y discreto. Corinne se adelanta en bus a Tbilisi a ver al bávaro. Josetxu la alcanza en bicla tres días después. Los últimos km a orillas del Cáucaso, y del islam, y de Oriente.
Datos básicos del país
Con este apartado pretendemos, en cada artículo, dar una información más técnica sobre el material que utilizamos, así como comentarios y trucos para hacer el viaje en bici más fácil.
El retrovisor
Cuando ruedas mucho por carreteras los retrovisores ayudan un montón, sobre todo con tráfico denso. El problema es que casi todos son de plástico y casi todos se rompen: la bici se te cae muchas veces. Los hay de quita y pon que siempre ayuda. Pero para nosotros la mejor opción es el “tercer ojo”, un espejito diminuto que ajustable al casco (pasable, pero el caso es que también se cae. Los hay con velcro) o a la patilla de la gafa (el mejor, en nuestra humilde opinión), nos permite ver lo que viene por detrás.