Vietnam

Continente
Fechas del viaje
27 Mayo 2002 - 19 Jun 2002
Crónica del país

VIETLANDIA

Vietnam es la tierra de los viet. Este irreductible pueblo proviene del sur de China, de donde emigró para evitar la dominación cantonesa. Desde allí ocuparon la franja costera que limitan las montañas de Annam y el golfo de Tonkin, en el mar de China. Llegaron hasta la desembocadura del río Mekong, donde se encontraron con los no menos irreductibles khmers. Los vietnamitas son muy especiales dentro de su contexto geográfico e histórico reciente. En los últimos 50 años han vencido y expulsado de su territorio a los colonos franceses y a los invasores japoneses, norteamericanos y chinos. Ahí es ná.

El color pálido de su piel delata su origen norteño cuando los comparamos con el resto de pueblos del sureste asiático. Un rasgo que los vietnamitas cuidan devotamente, cubriéndose del sol totalmente y a todas horas. Además estando rodeados de las ortografías dravidianas (provenientes de sur de la India) de sus vecinos del sur, y de los pictogramas chinos al norte, ellos adoptaron la escritura románica que les proporcionó un misionero portugués interesado en rescatar sus almas hace casi 600 años. Con 7 acentos distintos que representan los siete tonos diferentes que emplean para hablar! En el tema de los tonos son iguales a sus vecinos.

También se distinguen en que permanecen fieles a sus ideales socialistas, en medio de estos tiempos globalizantes y transnacionalizantes. El himno nacional suena todos los días al alba, la bandera roja con la estrella de cinco puntas en todos los edificios oficiales, los militares del Ejército Rojo invitándote a beber orujo, los burócratas del Partido poniéndote las cosas difíciles cuando pueden… Vietnam es mucho Vietnam.

Para los biciclet@s Vietnam tuvo el internet, el café y la cerveza de barril más baratos que hemos conocido hasta el momento. Un país lleno de frutas exquisitas y pedaladas magníficas a lo largo del camino de Ho Chi Minh. Excelentes aguas de caña de azúcar por el camino. Eso sí, todo tiene dos precios: local y tourist. Hay que peleárselo. No todo es vino y rosas.

Ho Chi Minh City

Antes Saigon, ahora Ho Chi Minh City. En honor al poeta que introdujo el marxismo, echó a los franceses y rechazó la agresión gringa. Mola más. La urbe más poblada del país, con 8, 10, quién sabe cuántos millones. Todas las calles llenas, repletas, inundadas de bicis y motocicletas. Tras pasar la noche en la frontera con Camboya nuestras ruedas vuelven al asfalto y pedaleamos del tirón hasta HCMC. El límite de la ciudad es indistinguible. Los 75 km que la separan de la frontera son una sucesión de fábricas, casas, edificios. A unos 10 km del centro paramos y llamamos a Luis, un becario de la Oficina Comercial española en HCMC, con el que hemos hecho contacto por e-mail, y que incauto, se ha ofrecido a ser nuestro anfitrión. Al salir del locutorio, justo en frente hay un garito de bia hoi con un espléndido barril de 3000 litros de fría cerveza, al módico precio de 1500 dong/litro, o sea, unos 10 centavos. Primeras y bien merecidas jarras de birra en compañía de un par de albañiles que no chanan inglés pero que nos invitan a su casa igual. Menos mal que desde Bangkok llevamos un socorrido “libro de frases” con las necesarias para andar por estos países.

Inmersos en una riada de bicis y motos nos encontramos a Luis, que nos va presentando a toda la tripulación de la Oficina: Felix, Jordi, Inés, Elena. Nos llevan y traen, nos enseñan la ciudad, por el día y por la noche, como no. Nos invitan a beber, a comer, a beber otra vez (hics!). Conocemos a Nha y Pascual, ella local y él de Castellón. El patrocinio continua y estos nos pagan un reconstituyente masaje vietnamita “profesional”. Nha nos enseña a comer huevos con pollito dentro. En la ciudad hay una muestra de cine español. Como en casa. Tras descansar unos días en “ambiente nacional”, salimos camino al norte. Despedida en la Oficina Comercial, últimos achuchones hispanos y vuelta a las calles y carreteras infectadas de ciclos.

Las Central Highlands

Nos desviamos de la infernal Carretera Nacional 1 y vamos rumbo a Dalat. Un chaparrón nos sorprende y nos refugiamos en un bar, como siempre. Buen rollo y nos quedamos a pasar la noche allí. De lujo. Cenamos aguacates, guanábanas, sandía, rambutanes. Parece que la cosa va a ser fácil en Vietnam. La carretera gana metros poco a poco, vemos los primeros bosques de caucho, y antes de llegar a Lo Bac escalamos el primer puerto serio. Allí vamos al templo budista y las cosas se complican. Los monjes no pueden dar cobijo a extranjeros. Toda visita debe ser registrada en la policía que, inmediatamente, invita al visitante al hotel más cercano. Parece que la cosa NO va a ser fácil en Vietnam. En medio de un área de marcado fervor budista, en este país es raro ver monjes. Quizás la República Socialista de Vietnam no los promociona mucho. Por otro lado, da gusto que nadie te pregunte tu religión. Si el que pregunta eres tu, normalmente te contestan tranquilos que no creen en Dios. Otra “peculiaridad” de Vietnam.

Los bicicletos argucian otra estrategia. Hoy comienza el mundial de fútbol. Así que nos buscamos un buen bar, amplio, con espacio para bicicletas y vistas al mar, y nos acomodamos dispuestos a disfrutar del evento deportivo: hoy Francia-Senegal. Lo que se trata es de ir congeniando con los dueños y un vez finalizado el encuentro, pagamos religiosamente y le preguntamos “Chung toi co the nha tro day?”, que quiere decir que si podemos pasar la noche aquí. Funcionó 9 de cada 10 intentos, y cambiamos los templos por bares, que no esta nada mal.

Las colinas se suceden, bosques y plantaciones. En Vietnam hacen pan y por el día vamos de bocatas. Algo dejaron los gabatxos. Antes de llega a Dalat nos desviamos hacia Buon Ma Tuot, la capital de la zona cafetera de Vietnam, que es nada menos que el segundo exportador mundial de café. Juli se derrite y se aprieta una media de 4 al día. Una tarde llegamos a un pueblo y los paisas flipan con nosotros. Nos llevan a su casa, nos ponen de cenar, de dormir, la tele con el mundial. Resulta que sus chicas están de visita y ellos de Rodriguez. Feliz encuentro. De despedida nos regalan un libro de poemas de Ho Chi Minh. Muchas gracias, xin loi.

La cosa se pone dura. Los puertos se hacen más largos, el asfalto desaparece, pero la zona es perfecta para rodarla en bici. Están arreglando la carretera y paramos en un campamento de peones camineros. Nos invitan a comer, a fumar, a beber, a echar pulsos, a acostarnos con la cocinera. Buena gente, educada y culta. Para de llover y seguimos. Más y más plantaciones de café. En Buon Ma Tuot parada y descanso. Nos alojamos por primera vez en un hotel para turistas. Por 3-5 USD por una habitación doble se duerme en hoteles bastante decentes y limpios. Algunos incluso con agua caliente.

El Ho Chi Minh Trail

La carretera nacional 6 discurre paralela a la frontera con Laos, más o menos a lo largo del camino Ho Chi Minh. Esta ruta mítica para los vietnamitas era la que utilizaba el Viet Cong para sus movimientos desde el norte hasta el mismito Saigon. Nosotros pedaleamos por ella, que además es por donde están las montañas. Un día, durante la telesesión futbolera de rigor, un policía que chapurreaba algo de inglés nos entra. Cuando le toca preguntar donde dormimos le respondemos que en cualquier lado, por aquí por allá. Así que decide que esa noche mejor la pasemos en las oficinas del Ay-untamiento. Al acabarse el partido nos llevan a la casa consistorial y nos acostamos rodeados de nuestros “amigos policías”. Pero esa noche, como a las 11:30 pm, el Sr. Concejal Delegado Secretario del Partido nos despierta y nos comunica que allí no podemos dormir y que él nos lleva amablemente en su utilitario al próximo pueblo donde hubiera hotel. Imaginaros el humor con el que salimos de debajo de la mosquitera y el careto que se gastaba el burrocrata de pacotilla, defensor de la normativa vigente incluso a medianoche. Bronca en ingles-español-viet. El pájaro no cede, solo sabe decir “Is not allowed”. Nosotros nos negamos al traslado. Quieren meter las dos bicis y las alforjas en una especie de Simca 1000 de bolsillo. Asi que les mandamos a la mierda y decidimos poner la tienda allí mismo. Un chavalote que habla inglés intercede y convence a la nomenklatura. Al final, volvemos a acostarnos con nuestros colegas polis. Vietnam y sus sinsabores.

La ruta se convierte en una pista de barro y los pasos más altos están ocupados por caterpillar y bulldozer en acción. Para colmo, llueve. Las burras se atascan en el barro y hay que empujarlas y limpiarlas a cada rato. Poco a poco llegamos arriba. La verdad es que la zona es una pasada a pesar del día. Cuesta abajo se abre el cielo, hay solete, y en el valle nos espera el bar de turno, con su tele y el mundial.

Hoi An y Hue

Dejamos las tierras altas y descendemos rumbo a la costa, a las ciudades antiguas de Hoi An y Hue. Tiempo para el turismo. Se acaba la pista y llega el asfalto y la demoníaca nacional 1. Algunos ruteros incluso recomiendan esta carretera, pues en Vietnam mucha gente se mueve en bici y los conductores controlan bastante. Además, la nacional 1 tiene un buen arcén. Pero claro, es LA carretera del pais, la que une norte y sur, Hanoi y Saigon, y todo y tod@s circulan por ella. Algunos tramos son muy bonitos, pero en general no se la recomendamos a nadie.

Hoi An es una coqueta ciudad a orillas de un río, rodeada de arrozales, en donde aún se pueden apreciar los vestigios de las distintas comunidades chinas que se asentaron en Vietnam hace más de 200 años. Patrimonio de la Humanidad, su centro histórico es una delicia para pasear. En su inmenso mercado puedes pasar horas y horas viendo de todo y regateando con las incisivas campesinas. Descansamos un par de días, rulamos por los alrededores y comimos muchos helados. Un día nos movimos a ver las ruinas champa de My Son, civilización india que se asentó aquí entre los siglos IV y XIII. Bonito.

Seguimos ruta hacia el norte. Antes de llegar a la ciudad de Danang pasamos las formaciones de mármol y China Beach, donde los pilotos americanos se relajaban entre bombardeo y bombardeo. Danang, la tercera ciudad del país, se encuentra en el borde sur de una bonita bahía. Allí encontramos una tienda de bicicletas eléctricas! Un aparato de 50 kg con batería y autonomía para unos 40 km sin pedalear. Buen invento.

Dejamos Danang y escalamos las laderas del Hoi Van Pass, un clásico para todo ciclista que rula por Vietnam. Vistas auténticas, subida suave y continua de 15 km, con descenso orgásmico al otro lado, mientras atardece sobre el marrrrrr… First class. Siguen los interminables arrozales hasta la antigua capital imperial de Hue. Visitamos la ciudad amurallada. El domingo vamos a una playa invadida de citadinos y domingueros, que se bañan completamente vestidos (sin calcetines) y van corriendo a refugiarse a uno de los miles de chiringuitos donde nosotros sudamos tinta viendo los octavos de final entre Irlanda-España.

Nos vamos a Laos

Con los cuartos de final en la mano partimos de Hue rumbo a Lao Bao, la frontera con Laos, en las montañas. Entramos en la infame “zona desmilitarizada”, que fue donde se coció el frente más activo de la guerra de Vietnam, con más de 60 operaciones al día por parte de los perdedores. Algunos montes aún están pelados. El gobierno promociona el área como “zona de desarrollo especial”. A saber que es eso.

La última noche en Vietnam no se nos dió muy bien. Nos dan boleto en dos bares. Pero un chavalín nos lleva a su casa, donde pasamos la noche. A la mañana siguiente, la víbora de su madre se pone plasta pidiéndonos dinero, y no poco. El chaval no sabe donde meterse de vergüenza. Soltamos la mosca y la madre insiste en que aquello era un hotel de cinco estrellas. Bueno, vale, nos vamos de aquí. Una última subida y llegamos a Lao Bao. Las temibles cambistas de la frontera no nos tangan mucho. Ya nos vamos conociendo. Son ya varios países en los pedales.

 

Cuatro años más tarde, Ana y sus colegas del equipo Madrid Positivo rodaron también por aquí: Vietnam by Madrid Positivo Team (2006).

Datos básicos del país

Capital
Hanoi

Con este apartado pretendemos, en cada artículo, dar una información más técnica sobre el material que utilizamos, así como comentarios y trucos para hacer el viaje en bici más fácil.

Ficha técnica

El visado de Vietnam

Si cuando llegues al sudeste asiático lo haces por Bangkok, no pierdas el tiempo en la Embajada de Vietnam de esta ciudad para hacerte la visa. Lleva cuatro días. Quizás vengas en bici, o no, y para llegar a Vietnam pasarás por Camboya. En este país tienes dos consulados para hacerte la visa en menos de una hora: Phnom Penh y Sihanoukville. La otra opción atravesará Laos, y aquí también tienes dos posibilidades: en Vientiane y en Savannakhet. La cosa es evitar el papeleo de Bangkok.

Otras crónicas
Mapa con la ruta