Perú

Continente
Fechas del viaje
23 Ago 2004 - 09 Nov 2004
Crónica del país

PERUPE


Seguimos por los Andes. Perú es otro de esos paraísos para la bici. El número de trochas y posibles itinerarios es enorme. Nosotros rodamos aquí uno de los tramos más punkies del viaje: Cusco-Ayacucho. Nos hizo frío y mal tiempo por el altiplano, con muchos días de viento en contra, como no. Ya en la costa el viento soplaba de cola y mejoró el meteoro. En general en Perú encuentras tres biosistemas: costa, sierra y selva, con sus tres climas, tres gentes y tres paisajes. Hay variedad. Eso sí, una de las cosas comunes es como saludan l@s peruan@s a los ciclistas. Cuando les dices hola ell@s contestan: “gringo”. Es la de arena.

Pero tuvimos muchas de cal. Nos encontramos en Cusco con los ‘Utamas’ Sacha y Emilio, artistas argentinos que ya habíamos conocido meses atrás. Pudimos vernos otra vez con Pako en Huaraz, que con ‘el rubio’, uno de sus colegas de Vallekas, bajaban de una buena pateada de la Cordillera Blanca. Estas montañas son de las más bonitas que hemos visto en los Andes, y de seguro, de las más bonitas del mundo. Aquí nos cruzamos con Lucky, Mona y Claudio..., más ciclistas por los Andes. Y también nos volvimos a encontrar un par de veces con el japonés incombustible, Daisuke Nakasiki (home.att.ne.jp/orange/Toshi), en Huaraz y en Trujillo. Tomad nota: En Trujillo, hay que visitar un sitio de esos increíbles, la Casa Amistad, una casa de ciclistas de la mano de Lucho, Araceli, Angélica y Luna, y donde conocimos a Fabrizio, Tania y Gwendal, y mucha gente de allá. Un hogar, vamos.

Perú es la tierra de los incas, pero también la de los moches, recuay, huaris, chimus... Das una patada a una piedra y debajo hay una cultura. Sin duda la cultura inca fue la más extendida y desarrollada, y se alimentó de todas aquellas que residían en su área de influencia, el Tahuantinsuyo, que corría desde el sur de Colombia hasta el centro de Chile. A lo largo de la cordillera no es difícil andar o rodar por un antiguo camino inca o alucinar con las elaboradas construcciones de fortalezas o ciudades. La perla es Macchu Picchu, muy bien conservada porque fue pasada por alto por la ola destructiva de los conquistadores españoles. Peor suerte llevó Qosqo, ‘el ombligo del mundo’ en quechua y capital del imperio inca. El anterior esplendor ahora está reconvertido en iglesias y palacios y otras muestras de los invasores. A pesar de todo, el Cusco y sus alrededores siguen siendo uno de los sitios arqueológicos más importantes del mundo.

A la furia de la colonia siguieron y volvieron momentos de gloria para la historia latina: el inca Tupac Amaru, los Libertadores Bolívar y San Martín... y luego más conflictos y desgracias: guerras contra Ecuador y Chile, dictadores militares y luego Alan García, Fujimori y ahora Toledo. Actualmente el presidente peruano es el más impopular de toda Latinoamérica, pero piensa agotar su legislatura. En fin, Historia e historias convulsas. Cal y arena para todos los gustos. Y sus vecinos del sur dicen ‘po’, pero por aquí dicen ‘pe’.

El altiplano
La frontera con Bolivia está en las orillas del sur del lago Titicaca. La ruta sigue por asfalto, con frío, lluvias y viento en contra. Pasamos por Juli, un pueblo tocayo de uno de los veteranos del grupo. Frente a Puno se encuentran inmensos cañales de totora. Con este junco fabrican piraguas e incluso pequeñas casas flotantes. Nos vamos cruzando con más ciclistas ‘pesados’ que van camino al sur y llevan viento de cola: un alemán con una tasmana, una pareja de kiwis, una quebeçoise en solo... A medida que nos acercamos al Cusco aparecen ciudades, terrazas y antiguos asentamientos incas. Pasamos la Puerta del Inca y entre olores de cuyes al horno y pachamancas olemos ‘el ombligo del mundo’, Qosqo, el Cusco.

Al poco de llegar nos vamos a Mollepata y hacemos una espectacular caminata de cuatro días por el Salkantay para llegar a Macchu Picchu. Visita obligatoria a la Ciudad Perdida de los incas. Ya saes, im-presionante. Si no quieres seguir gastándote un chorro de dólares, puedes visitar los alrededores del Cusco, que están repletitos de muestras de la cultura inca. De bajada de la Ciudad Perdida, visitamos a Sacha y Emilio, que durante un mes han estado trabajando para una exposición que tendrán en el Museo de Arte Contemporáneo. Como dice Sacha, esta ciudad es ‘tildante’. La final de la Recopa Sudamericana enfrenta al Cienciano, el equipo del Cusco, con el archifamoso Boca Juniors. Todo se detiene para ver el partido y la euforia salta a las calles con la segunda victoria consecutiva del Cienciano. ‘Upa, upa, upa, pá, el Cienciano es el papá’. Miles de personas inundan el centro y por allí nos mezclamos un rato. Bestial.

Del Cusco a Huánuco
Empezamos una tirada de 560 km hasta Ayacucho. Este será uno de los tramos más duros que hemos hecho en todo el viaje. Tras dos pequeños puertos por el altiplano, hacemos un descenso brutal hasta las orillas del río Apurímac. De aquí hasta el abra Ampay serán casi 60 km de asfalto. Pero los siguientes tres pasos serán por trochas de diferentes condiciones, desde muy buenas a muy malas. ¡Y uno de ellos es de 85 km cuesta arriba! Vamos entrando en materia con la orografía de la cordillera: largas subidas y bajadas infernales que te rompen el poto. El paisaje de profundísimos valles es cortado frecuentemente por las señales de los ‘huaycos’. Estos tremendos desprendimientos de tierra arañan las laderas de las montañas andinas en una avalancha destructiva que más de una vez ha arrasado poblaciones enteras.

La llegada a Ayacucho es por una trocha destrozada y polvorienta, pero ya es la ‘última’. Dos días de descanso nos permiten disfrutar de una de las ciudades con estilo colonial más bonitas que hemos visto en Perú. Seguimos rumbo al norte. Cada vez encontramos más asfalto en la ruta, pero las cuestas no se acaban. En Huancayo nos quedamos en la casa de los Quispe y por fin probamos la pachamanca y el cuy. Salimos en asfalto por un paisaje rodeados de fértiles plantaciones, para meternos en un cañón que acaba en La Oroya, uno de esos paisajes apocalípticos llenos de chimeneas, minas, trenes, fundiciones y humos. Seguimos remontando el río Mantaro hasta su nacimiento en la laguna de Junín, escenario de la gran derrota de las tropas coloniales, que desembocaron en la independencia del Perú. Las pampas desiertas llegan hasta los 4300m, donde se asienta Cerro de Pasco, la capital departamental más alta del país. A pesar de la rudeza del clima, hay poblaciones a todo lo largo de la ruta. Desde aquí hasta los 1800m, un laaaaargo descenso para disfrutar, sólo interrumpido por los numerosos perros que te suelen atacar por las carreteras peruanas. Brrrrrr. Así llegamos a Huánuco.

Selva y cordillera
Dejamos las burras en Huánuco y nos subimos en un autobús para ir a conocer la selva. Ya en Pucallpa, ciudad ruidosa como pocas, se nota el calor, los mosquitos y el verdor a orillas del Ucayali, uno de los grandes tributarios del Amazonas. Tenemos un contacto de un chaman shipibo, que nos enseñará a tomar ayahuasca. Un viaje más dentro del viaje. Muy, muy recomendable. Tras pasar una semanita con don Antonio y su familia, volvemos a Huánuco a continuar la pedalada.

En cuatro días volvemos a estar a más de 4300m, cruzando el Paso Yanashalla, entre la Cordillera Blanca y la de Huayhuash. Se sube poco a poco, con días lluviosos, atravesando valles, cañones y poblaciones suspendidas en las laderas. Al final sólo hay minas y el filo rocoso de los cerros. Un paso más y alcanzamos la laguna de Conococha, donde nace el río Santa, que discurre encajonado entre las cordilleras Negra y Blanca. A ratos se abre el cielo y empezamos a flipar: Pastoruri, Huascarán, Huandoy. Llegamos a Huaraz. Aquí, una buena colección de pirámides de hielo y roca de más de 6000m hacen las delicias de andinistas, escaladores, ciclistas y montañeros. De lo más recomendable de los Andes. En Huaraz nos quedamos en la casa de la familia de Eugenio, el profesor de música de Guy, nuestro bicicleto gabatxo, con el que rodamos la isla sur de Nueva Zelanda. Volvemos a vernos con el japonés de moda, Daisuke, que nos pasa mucha info y contactos. Arigato. También coincidimos con Pako y el ‘Rubio’, que bajan de una semanita de pateo y alucine. Despedida y cerveza, y cerveza, y cerveza... Menos mal que al Rubio no le gusta la cerveza. Puede que ésta sea la última vez que veamos a Pako en Sudamérica. En fin hermano, que te podemos decir. Muchos besos y hasta la próxima.

Hacemos una pequeña caminata a la laguna Parón por una de las muchas quebradas de la Blanca. Ya empiezan las tormentas y sólo a ratos, podemos ver las cumbres que cierran el circo glaciar: Artesonraju, la Pirámide de Garcilaso, Chacraraju, Pisco. Vale la pena aguantar los granizos para esos fugaces momentos. De vuelta en Huaraz conocemos a Lucky (Ecuador), Mona y Claudio (Colombia), y Bumer (Perro). Ellos van al sur y nosotros al norte. Cambio de info, contactos y la perpetua esperanza de ‘volver a vernos’. Dato: Bumer es un labrador de 45 kilitos. De carácter tranquilo y volcado al logro, como dijo aquel. Su viaje está auspiciado por Purina y las piernas de Claudio y los cuidados de Mona y Lucky. Vivir para ver, y si queréis más: www.digitalware.com.co/americaenbici/travesia.htm

Continuamos el curso del río Santa. El asfalto acaba en el cañón del Pato, donde a lo largo de una estrechez de unos 15m, las aguas buscan su camino al mar. Más de 30 túneles, algunos en curva, alguno de más de 100m de largo, y muchos metros esculpidos en roca viva, dan sabor al descenso. ¡Ojo! Los desprendimientos de piedras son muy comunes: casco y luz en los túneles. El cañón se va abriendo y las aguas del Santa bajan negras de mineral. Ya cerca de la costa, gran parte de este caudal se utiliza en una vasta red de canales de riego, que llegan más allá de Trujillo, es el proyecto Chavimochic. Seguimos los caminos de este complejo hidraúlico para atajar unos cuantos km de la Panamericana. Tomando como modelo los canales de las ancestrales culturas pre-incas, los peruanos han logrado transformar la desértica costa en un huerto de más de 100 km de largo, donde plantan fruta, hortalizas, caña de azúcar. Un vergel. Ya pisando de nuevo asfalto, llegamos a Trujillo.

La costa norte
En Trujillo existe una Casa de Ciclistas con más de 20 años y 600 ciclistas de historias (www.geocities.com/casadeciclistasperutrujillo). Es la Casa Amistad de Lucho (ciclista de competición y mecánico), Araceli (pastelería e intendencia), Angélica (colegiala y la niña de la casa), y Luna (la perrita de la niña y guardiana). Aquí cruzamos y compartimos rutas con Fabrizio (Brasil), y con Tania y Gwendal (Canada, www.antipodes-expeditions.com). No podemos resumir el ritmo de vida y encrucijada de gente de este ya, histórico lugar para la peña de la ruta. Muchísimas gracias y hasta la siguiente. Visitamos las ruinas de la ciudad de Chan Chan, capital de la cultura chimú, siguiendo la rueda de Lucho y ‘Pecho’. La extensión de Chan Chan era de más de 20 km2 y gran parte de ellas pueden ser recorridas en bici. Cultura y diversión de nuevo. También visitamos las Huacas del Sol y de la Luna, los templos más grandiosos de la cultura moche. Ambas civilizaciones desarrollaron enormes pirámides y construcciones en adobe, así como un laborioso sistema de canales que aprovechaban los cursos de agua que llegan desde la cordillera. Finalmente, a finales del siglo XV los incas conquistaron el área, que tuvo que esperar unos pocos años más la llegada de los españoles para conocer la destrucción y el pillaje. Sin comentarios.

Juli no se aguanta las ganas de bucear y se lanza a las islas Galápagos. Josetxu sale a la carretera junto con Tania y Gwendal. Los de Vancouver van en tandem desde Ushuaia hasta Inunik, desde el sur del sur al norte del norte, en año y medio de travesía integral de América. Rodar detrás del tandem es llevadero, con muchas dificultades de seguirlos cuesta abajo, y dándoles cera en las subidas. En Chiclayo pasamos por la casa de ciclistas de Javier, que lleva 3 años recibiendo viajeros. Desde aquí hay dos opciones, la Panamericana Vieja y la Nueva. Tomamos ésta para atravesar los 220 km de desierto de Sechura que nos dejan en Piura. Por la mañana el viento sopla del oeste, de lado, pero va rolando a suroeste por la tarde, lo que te deja ‘volar’ sobre el asfalto unas horitas antes de acampar. Hay 3 puntos donde conseguir agua y comida, pero mejor llevar agua extra.

Descanso en Piura, comilona y cervezona, y rumbo al norte. En Sullana nos separamos. Los antípodos siguen la Panamericana por la costa, y el bicicleto busca la cordillera y las montañas del sur de Ecuador. Campos de mangos, ciruelos, piñas, dejan paso a algarrobos y acacias. El bosque seco tiene aquí los ceibos, un árbol muy similar al baobab africano, pero de corteza verde, con la que consigue fotosintetizar cuando se le caen las hojas. La carretera empieza a subir, y tras una colina llegamos a la frontera. Al otro lado las montañas se ven verdes. Cambio de país y de color.

Datos básicos del país

Capital
Lima

Con este apartado pretendemos, en cada artículo, dar una información más técnica sobre el material que utilizamos, así como comentarios y trucos para hacer el viaje en bici más fácil.

Ficha técnica

Comedores populares

Uno de los países con mayor variedad de platos que hemos conocido durante el viaje. Un almuerzo consta de sopa, segundo y refresco, a veces incluso postre, y suele costar alrededor de 2-3 nuevos soles (0.5-0.7 euros). Pero en casi todos los pueblos grandes y en las ciudades, encontrareis comedores populares, del Estado o de colectivos de madres, instituciones benéficas, etc. Aquí se puede comer bien por 1-2 nuevos soles. Tremendo.

Mapa con la ruta