SUDAFRICA: Negro y Blanco
País variadito. De paisajes y paisanajes. Desiertos, montes, playas, acantilados, bosques. A veces se respiran aires de colono. Muchos granjeros o “farmers” que viven como hace trescientos años. Son los “afrikaans”, los blancos de Sudafrica. Gente muy especial. El apartheid ha dejado una herencia muy espinosa por todo el pais. Veremos que pasa. En una tierra tan hermosa las cosas no pueden ir peor. Hay muy buena gente de todos los colores, como la bandera que tiene siete colores. Hablan unas lenguas muy cachondas llenas de clicks y soniditos guturales. Posiblemente sea de las lenguas más antiguas del continente. A pesar de lo que te dicen casi todos los blancos, los negros no son tan malos. Ni mucho menos.
Es un pais riquisimo: son los que tienen más diamantes, sacan petroleo del carbon, tienen oro, acero... Nos montamos en muchas “bakkies” (las famosas pick-up) comimos muchas “chutneys” (salsa dulce a base de albaricoques y vinagre) en las distintas “braais” (barbacoas), bebimos mucho vino bueno y local. Y nos pasamos unas noches de lujo en los hoteles Holiday Inn, de marchita en alguna rave...Nos lo pasamos muy bien.
Johannesburgo a Cape Town
Despues de rodar un año por Africa del Oeste, nos encontramos en la megacity de Johannesburgo: autopistas de tres o cuatro carriles, semaforos por cualquier sitio, hiper-centros comerciales... 10.000 kms en bicicleta en un año y 10.000 kms en 24 horas, gastando más combustible. Pensabamos salir cuanto antes de JHB y empezar la ruta desde Cape Town, pero una serie de encuentros afortunados nos retuvo en la city: la familia Fosters y Nikki Cassapis. Un lujo de gente. Nos ayudaron a buscar patrocinadores,a salir en la tele..., mientras atacamos las teclas de sus ordenadores, surfeando por internet o jugando a 'The Age of Empires'. Además, encontramos nuestro primer sponsor: Cajee's Cycle Corner (unusual8@mweb.co.za). Dos cuadros nuevos y un monton de material para las bicicletas. Atravesamos las llanuras semideserticas del Karoo en una furgoneta roja que Maria y Gustavo, de Africae Safaris, nos regalan por tres dias. Lo que nos deja tiempo para hacer un poco de turismo por la Peninsula del Cabo: viñas, pinguinos, avestruces, antilopes y el Cabo de Buena Esperanza. La entrada a Cape Town no puede ser más triunfal: directos con la furgoneta al Holiday Inn, que Nikki y la mafia griega desde JHB consiguio gratis para nosotr@s. Pasamos una navidad de lo más 'coloured', y despues Pepe y Juli se van para Namibia, mientras l@s demás nos quedamos a investigar el apasionante mundo laboral sudafricano: sirviendo mesas, haciendo tortillas de patata, vendiendo pastelitos... lo que se pueda. "Mucho trabajo, poquito dinero", y para colmo, una casera nada honesta.
La ruta costera de la vanguardia
Holga, Josetxu y Ana nos vamos de Cape Town, con viento asesino del SE y de cara, claro. Asi llegamos al Cabo Agulhas, el punto más al sur del continente. Casa en linea de playa, surfing, marathones de video y vino a mansalva. Tras este fin de semana retomamos la ruta hacia la conocidisima Garden Route. Muy bonita pero mucho trafico. Desestimada para la bicicleta. El camion Southern Star nos soluciona el tramo de Heidelberg a George, que tambien estaba dificil por el viento y la lluvia. Nos lo volveremos a encontrar por el camino. Nuestra estrella nos acompaña y no nos echa fuera de la carretera como otros camiones. Por el camino nos cruzamos con Toshi Shimochi, japones que lleva 25.000 km sobre la bici y con ganas tambien de dar la vuelta al mundo. Nos escapamos de la carretera general y visitamos Nature's Valley, Wilderness, Bloukranspass..., lugares muy recomendables: playas interminables, bosques costeros de "fynbos" y bastante fauna en buen estado de conservacion. En Port Elizabeth paramos en casa de Herman y Monica y probamos las excelencias de las granjas organicas. Luego tomamos una carretera horrorosa hasta East London en donde camiones y coches nos tiran de la carretera sin ningun pudor. Por algo Sudafrica tiene uno de los mayores indices de siniestralidad mundial en las carreteras. De Port Elizabeth a East London atravesamos una zona en donde l@s blanc@s nos dicen que no hay "nada" y que la pasemos cuanto antes. Resulta una de las zonas más bonitas. Salpicada de aldeas, los paisanos plantan maiz y pastorean sus vacas. Y asi llegamos al Transkei. "No vayais al Transkei, sólo hay negr@s, os robarán, os matarán, os violarán y se beberán vuestra sangre..." Salimos de East London con precauciones y algo de temor en el cuerpo. El Transkei fue un “homeland” independiente durante todo el apartheid. Los habitantes necesitaban un pasaporte para ir a trabajar a las zonas "blancas". Ahora es una zona menos desarrollada respecto al resto del país: pocas carreteras asfaltadas, gran tasa de paro, menos infraestructuras...
Aquí, Wilson nos lleva a su casa en Umtata, donde hacemos una pequeña excursión a la isla de Taiwan, con ensalada de soja, pescado, arroz, sopa de bambu al final y de postre, un poco de vino. Al día siguiente, carretera hacia Coffee Bay. La lluvia nos sorprende cocinando frente a la casa de uno de los terribles seres del Transkei, Petrus, que nos ofrece techo, cama, cena y buena conversación. Llegamos a Coffee Bay. Backpacker en línea de playa donde hacemos surf, bebemos cerveza con la mano izquierda (si no, hay penalización y hay que beber más aún) y "feel the fear", como reza el anuncio, tirándonos desde 12 m al mar entre rocas y olas (coffeshack@wildcoast.com). Lugar muy recomendable. Don Phillippo y Marc te enseñan los secretos de la Wild Coast entre aloes y euphorbias tamaño "Mazinger". Con mucha penita en el corazón nos vamos rumbo a Port Saint John, pasando por el parque de Hluleka, donde nos encontramos los primeros ñus salvajes que ven nuestros ojos. El día siguiente es una maratoniana jornada hasta Mpande: saltar verjas, rodar entre hierba, arrastrar la bici por la playa hasta encontrar de nuevo una pista endemoniadamente inclinada que nos lleva al backpacker "The Kraal". Dillon allí nos habla de la ley de costas de Sudáfrica. Una picadura de araña deja a Ana tirada con fiebre en la tienda toda la noche. La "amazing" fauna africana. Llegados a Port St. John, André, Greg, Elske y Stephanie nos salvan de la policía de inmigración que, por un malentendido, nos vigilan de cerca. Holga pasa cinco horas escondida en el bosque, entre arañas y garrapatas. Mientras tanto, otros tenemos una interesante conversación con Lee, mestizo 100% del cyber-café. Al día siguiente nos vamos clandestinamente en el camión 4x4 de Marijuana Trails, que nos aleja 20 km de los peligros de la policía.
Grupo B. La persecución
El grupo B de los bicicletos, es decir, Juli y Pepe que habian recorrido Namibia de norte a sur, sale de Worcester el 19 de Febrero con el recuerdo de la celebracion del cumpleaños de Pepe el dia anterior en casa de Hennie y Zelda. Braai de carne. Recordar que Hennie y su amigo Elan nos habian traido desde el Fish River Canyon en el sur de Namibia hasta Worcester en coche. La ciudad esta situada en un valle amplio rodeada de montañas, un microclima que permite el cultivo de la vid y el olivo. Sudáfrica es un serio productor de vino, ofrece una gran variedad a una excelente relacion calidad-precio ¡Cuidado Europa!
Dejamos el tunel de los Hugonotes, prohibido para ciclistas, y subimos el puerto que nos deja en Paarl. Una vez alli un periodista nos para para pedirnos que cotactemos con el en Cape Town para hacernos un reportaje. Contactamos varias veces con el en los siguientes dias, pero ya nunca más lo volvimos a ver. La formula “llamame en cinco minutos” nos aburrio. A parte de que salia bastante cara. En Cape Town parada obligada para renovar pasaportes, comprar algunos repuestos y comenzar la persecucion del grupo A, que dejo la ciudad a primeros de Febrero. Alli nos alojamos en Ocean View, con la familia de Elton, que trabaja en la Embajada española. Su padre nos obsequio con una excelente braai de pescado. Tambien en Cape Town nos reencontramos con Arthur y su familia, y con Sally. Ambos bicicleteros que habiamos conocido cuando llegamos a la ciudad por primera vez. Braai de carne. Entrañable estancia compartida entre Ocean View, casa de Arthur y casa de Sally, en una ciudad más que recomendable por su belleza y diversidad de gentes. Sally nos saco de alli en coche porque no queriamos repetir la mala experiencia de trafico peligroso que tuvimos al entrar por las autopistas.
De camino a Agulhas, el cabo más al sur del continente africano, volvimos a compartir una acampada y una cena con nuestros amigos Marcel y Susan, los suizos que viajaban en caravana por Namibia. En Swellendam por fin recibimos noticias de nuestros amigos. Estaban en Port Elizabeth. Nos dejaban una serie de contactos que nosotros aprovecharíamos más tarde.
Sudáfrica es un país inmenso con una buena variedad de paisajes y climás, zonas desérticas y bosques profundos y frondosos, montañas nevadas y costas muy bien cuidadas. Especialmente bonita es su costa sur desde Agulhas, Wilderness, Tsi-tsikama, por donde rodamos con verdadero placer. Eso si, si quieres hacer Sudafrica en bici te recomendamos hacerlo desde Este a Oeste, porque los vientos dominantes en verano son del SE. Cerca ya de Port Elizabeth, en Thornhill, Ricky y su familia nos alojaron una noche en la finca donde viven y trabajan. Ricky, bailarin y pintor aparte de granjero, habia llevado a los otros bicicletos unos kilometros más adelante, hasta la casa de Herman y Monique, ya en las afueras de Port Elizabeth, unas semanas antes. Alli paramos nosotros durante unos dias para arreglar tienda y bicicletas y preparar el camino para Lesotho. Nuestros amigos atravesarian el Transkei hasta el Drakensberg, y nos esperarian en la base del Sani Pass, en el lado sudafricano.
¡Que mala suerte! Nos dejan una casa en Port Elizabeth nuevecita, con todo lo necesario para vivir. Solo hacia falta comprar comida. Pero la anterior inquilina habia compartido casa con once perros. Nos llenamos de pulgas y a pesar de lavar varias veces ropa y equipo, las arrastramos hasta el Drakensberg, es decir, alrededor de 1000 km. Desde Port Elizabeth hacia el norte nos encontramos con Grahamstown. Alli llegamos empapados. Mención especial a la gente del Old Gaold Backpacker (Oldgaold@hotmail.com) por su acogida y trato. Bryan nos llevo a desayunar el domingo al restaurante de la Universidad. Por un modico precio un pianista negro al estilo “tocala otra vez Sam”, acaricia la generosa ingestion del buffet libre. La lluvia nos amenaza siempre e incluso nos para a veces en el Transkei. Asi conseguimos llegar a Lady Grey donde nos encontramos dos sorprendentes personajes, Kurt y Mr. Karamba, en cuya casa pasamos un par de dias. Desde alli alcanzamos la frontera de Lesotho, en Telebridge, en donde dormimos custodiados por los aduaneros sudafricanos.
Las montañas del Drakensberg
Otro de los terribles seres del Transkei nos acoje en su casa y en su cocina, y, más adelante, otros de los terribles seres del Transkei nos alojan en una clínica pública. La enfermera jefe, Buziwe (que significa acertadamente "la mujer a la que hay que admirar") nos hace la cama, barre la habitación, nos ofrece agua caliente y, a pesar de haber tenido problemás con el coche, se preocupa de traernos fruta para desayunar. Allí pasamos dos días lluviosos hasta que cogemos camino a Kokstad. La nieve y la lluvia nos recomiendan again hacer dedo: la patrulla de la policia de Crime Prevention y luego un granjero de los de pantalón corto y botas embarradas nos deja en el caravan-site de Kokstad. El siguiente día dormimos en una oficina de información, anteriormente la universidad de Swartberg, y después llegamos a la granja de los Gilson (sussexdowns@cybertrade.co.za), que nos alojan gratis en su cottage y nos invitan a vino y nos enseñan sus máquinas y su curro agrícola. Mr. Gilson nos cuenta que gente de Lesotho suele bajar de las montañas con "dagga" (maría) para vender en Sudáfrica, y de vuelta, se llevan unas vacas. Negocio redondo. Llegados a Sani Pass, donde habíamos previsto encontrarnos con Pepe y Juli, el nuevo seguro médico nos sorprende non-gratamente con otro de sus trucos: no hay cobertura para picaduras de araña ocurridas más de tres meses fuera de Spain. Aquí también nos encontramos con unos botánicos de Cape Town que recolectan plantas autóctonas para repoblar con ellas. Y a dos buenas parejas: Jana y Martin, "ossies" estudiando en la universidad de Stellenbocsh; y Valeria y Josh, argentina ella, gringo él. Buenas veladas con vino peleón. Wendy nos da clases de zulu y xhoxa. Y nosotros paseamos por las laderas del Drakensberg viendo helechos arborescentes, elands, praderas de hierba limitadas por cortafuegos y pozas cristalinas. Un alucine. Rodamos por las pistas del Drakensberg hasta encontrarnos con Russell Watson, entrenador de caballos y jugador de polo, que nos invita a pasar unos días en su granja. Montar a caballo, bird-watching, paseos con elands y babuínos. Una expedición a Loteni para comprar comida acaba en casa de una amable familia zulú, que aguantan estoicamente a borrachos y guiris que se refugian de la tormenta en su casa. Cuando el barro se seca en las pistas, seguimos por las montañas hasta Emanjokweni. La lluvia amenaza y las gentes de la aldea nos hospedan en la Iglesia Romanica Católica: mucha luz y espacio para estar como dios. Mientras, cerveza de sorgo, musiquita popular y coros eclesiásticos para pasar los largos días de lluvia.
Se acaba la lluvia y bajamos del Drakensberg. En Escourt nos volvimos a encontrar con Debbie y Andrew Richards (www.futurenet.co.za). Alojamiento, pic-nic, internet, visita a un parque nacional, un escandalo. En direccion a Swazilandia vamos pasando las famosas “battlefields”. Aquí se estuveron partiendo la madre los boers (afrikaans) contra los ingleses, los zulues contra los boers, los ingleses contra los zulues...Una colección de matanzas de esas de las que hay que estar orgulloso. Nos vamos acercando a Swazilandia y ya tenemos noticias del grupo B y de ¡un nuevo bicicleto!. Pablo Carademono desde London, se viene con su burra a rular unos meses. Chachi. Llegamos a la frontera con la visa caducada desde hace más deun mes. Estoooo, es queeee, viajamos en bici y Vd. vera. El aduanero gasta saliva un ratito echandonos el rapapolvos y al final salimos de Sudafrica sin más problemás. Como debe ser.
La persecución. Segunda parte.
Por tercera vez entramos en la Republica Sudafricana. Esta vez por un paso legendario: el Sani Pass (2.800 mts). Lesotho acaba arriba del todo y la bajada es espectacular y con cierto peligro. Zetas y rampas empinadas, piedra suelta y arrolladeros producidos por el agua. Nos fuimos hundiendo en el Drakensberg hasta que el barro nos llego al cogote. Hasta tener todo el equipo empapado. Entonces nos encontramos con Russell Hobday, vecino de Russell Watson. No solo nos albergo en un dia donde la lluvia no dejo de caer ni un segundo, sino que nos dejo su taller completamente equipado para trabajar el hierro y la madera, y nos lavo todo el equipo y la ropa en su lavadora. Alli pudimos hacer algunos arreglos y de alli salimos ya por fin sin pulgas. Curiosamente, esa noche se nos acabo la hierba de Herman, en cuya casa habiamos cargado el equipaje de pulgas.
Drakensberg, montañas escarpadas, granjas enormes donde conviven animales domesticos con animales salvajes. Con este paisaje y con pistas embarradas llegamos hasta Nottingham Road, donde la familia Hayhoe nos acoge. Nos dejan una casita para nosotros solitos. A cambio, tuvimos que enseñarles a hacer tortilla de patatas. La carretera se va estirando hasta Ladysmith y New Castle, donde pensabamos encontrar por sorpresa al grupo A. Teniamos una informacion erronea de un tipo que los habia acogido en su casa, Russell Watson. Entendimos que nos llevaban solo cuatro o cinco dias de ventaja, y lo que nos llevaban era dos semanas.
Pero un encuentro estuvo muy claro: un nuevo bicicleto aparecio en New Castle: Pablo, que nos acompañaria en un principio hasta Nairobi. Pablo encontro a Juli postrado en la cama con una fiebre inexplicable. Estabamos acogidos en un lodge de lujo, el de Esme y Ralph, que permitieron que Juli convaleciera en un confortable bungalow mientras se curaba. Tres días nos separaban, en estos momentos, del encuentro con el resto en Manzini, Swazilandia. Lo más destacable de estos dias fue el trasnoche en Paulpietersburg. Una pareja surrealista, amantes del ejercito y los cubatas de brandy con coca-cola, se mostraron muy hospitalarios con nosotros. Al dia siguiente, con bastante mal cuerpo, alcanzamos la frontera de Swazilandia en Mahamba. Se nos hizo de noche buscando algun sitio para dormir. Finalmente nos llevaron a la casa del lider espiritual que incluso teniendo muchas bocas que alimentar nos proveyo de casa y comida: yogur con porridge. Delicioso.
Datos básicos del país
Con este apartado pretendemos, en cada artículo, dar una información más técnica sobre el material que utilizamos, así como comentarios y trucos para hacer el viaje en bici más fácil.
Correos
Cuando encuentras un pais en que el servicio de correos existe y fuciona, te puedes ahorrar un nada despreciable esfuerzo mandando parte de tu equipo a consignas postales de ciudades por donde vayas a pasar en un futuro cercano. En el caso de Sudafrica el servicio es eficaz y relativamente barato. Además, cuentas con un monton de posibilidades para poder afinar mejor la ruta. Tienes derecho a un mes de consigna en un destino, y a cambiarlo una vez sin recargo.
Estudiar bien la ruta, si es montañosa, fria, calida, etc. Y entonces te descargas de las cosas que no vas a necesitar hasta un mes despues: herramientas, ropa, libros, cocina... Enviar un kilo cuesta alrededor de 100 pesetas (0.6 euros).